martes, 25 de noviembre de 2014

Pez (obra de arte paleocristiano)







Pez (ΙΧΘΥΣ). Símbolo pictórico paleocristiano
Siglos I-III d. C. etapa previa al 313 d. C. (Edicto de Milán)

La imagen seleccionada recoge en muchos aspectos las propiedades principales del arte paleocristiano. Se trata en primer lugar de una representación plenamente simbólica. El arte paleocristiano introduce un predominio del símbolo y de lo que se quiere decir por encima de la forma. En este ejemplo podemos observar una forma de dibujo muy esquemática, sencilla que expresa claramente las ideas puesto que predomina su significado. El pez fue en los primeros siglos de las comunidades cristianas, un símbolo clandestino utilizado para el reconocimiento mutuo de los cristianos ya que pez en griego es ΙΧΘΥΣ, cuyas letras son las iniciales de las palabras Iesus Christos Theou Uios Soter (Jesucristo hijo de Dios y Salvador). La utilización de estos temas es propia de la época previa al Edicto de Milán en 313 en la que se permitió el libre culto cristiano. Antes de esta fecha los cristianos sufrían graves persecuciones en el Imperio Romano y su organización y reunión era clandestina, por lo que la expresión artística de este período es discreta, simbólica y se utilizaban en muchas ocasiones elementos paganos con una acepción cristiana. En este período también debido a la fuerte represión que sufrieron los cristianos, los temas tratados son en su mayoría salvíficos y el arte cristiano nace asociado al culto de los mártires, que es de las figuras más admiradas en la tradición cristiana.

Otra de las importantes características del arte paleocristiano es que se trata de un arte profundamente religioso. Esta característica marcará las expresiones artísticas de los siglos venideros ya que el nacimiento de Cristo en el mundo supone para la historia del hombre uno de los acontecimientos más importantes razón por la cual este tema se hallará presente en la forma de expresión más humana. Es por ello que el arte paleocristiano es el puente entre el arte romano y el arte medieval.

El arte paleocristiano no inventa formas nuevas, sino que toma elementos del arte clásico dotándoles de un nuevo sentido simbólico y absteniéndose de la excesiva ornamentación, los fondos recargados y la búsqueda de la máxima belleza formal.  En características representativas en cuanto a la forma de expresión, podemos observar que recibe del arte romano el pragmatismo. Se trata de un arte que no persigue la belleza por la belleza, sino que está empapado de una búsqueda de comunicar una noticia. Encierra una finalidad evangelizadora. En su forma de expresión, el arte paleocristiano rompe con los cánones artísticos para alcanzar una máxima libertad creativa. De nuevo debido al predominio del significado de la representación sobre la forma. Además, rompe con el racionalismo matemático porque el aspecto pierde importancia frente a lo que se quiere comunicar. Se trata de un arte popular que todo el mundo puede llevar a cabo. De hecho este ejemplo, es de un signo que busca el reconocimiento entre los representantes del pueblo cristiano y todos pueden dibujarlo.











sábado, 22 de noviembre de 2014

Espinario. Escultura del período helenístico


He querido seleccionar esta imagen porque al ser propia del último período artístico del mundo griego, muestra una maduración de todas las características presentes en la escultura griega. Lo más llamativo de esta escultura es que encierra la característica fundamental del arte griego; se trata de una expresión bella en sí, sin un otro fin que el de ser contemplada por el espectador. Mientras que en otros períodos artísticos es imposible concebir una obra artística desligada de una finalidad ya sea para el culto, para transmitir un mensaje, para hacer perdurar la realidad humana, la genialidad e importancia del arte griego reside en que introduce la búsqueda de la belleza por la belleza. Al ser esta la aportación al arte más emblemática del mundo griego, he querido escoger una obra escultórica puesto que por su función representa perfectamente esta propiedad.


En anteriores períodos al helenístico, la escultura estaba sujeta a un fin de exaltar la realidad de la polis, su mitología, sus héroes, sus orígenes. Con la llegada de este último período la pérdida de la fe en la polis con la división que experimenta el mundo griego, provoca que se empiecen a tratar temas relacionados con el individuo y su tragedia. También se tratan temas cotidianos (como sucede en el caso que describimos) que ya no están al servicio de la comunidad política del hombre sino de su realidad individual. Con la expresión de este tema se culmina en la búsqueda de la belleza en sí, de expresar de forma hermosa la realidad sin una finalidad de exaltación, ni de reconocimiento, ni decorativa (ya que la escultura no está en función de decorar las estancias).

 El segundo triunfo de la escultura griega reside en la conquista de la tridimensionalidad. Observando figuras de períodos anteriores podemos observar una paulatina evolución de las posiciones hacia el plano de la profundidad. En un principio la escultura era absolutamente frontal, bidimensional, ya que la información sobre cómo era la escultura se podía obtener desde un único punto de vista. Las líneas que definían las posiciones de las estatuas se movían en el plano de la altura y la anchura y más adelante al llegar al período helenístico (y en esta escultura concretamente), la posición de las figuras juega en las tres dimensiones de anchura, altura y profundidad. Por otro lado, esta estatua presenta una maduración en otros aspectos como en el detallismo, en la representación naturalista de la posición del niño y de su cuerpo, en el alejamiento del cubismo y del hieratismo, en la expresividad del rostro y de la postura y aunque en este caso sigue vigente una representación idealista y serena de la realidad, en otros ejemplos de la escultura helenística podemos observar el reflejo de lo más dramático y feo de la vida. Esta última evolución esconde una evolución más profunda, y es la evolución de lo racional a lo más humano. Se dejan a un lado los principios de serenidad y equilibrio para introducir la propia realidad del hombre la cual no siempre es ideal.


martes, 11 de noviembre de 2014

El Sarcófago de Tutanhkamón

OBRA REPRESENTATIVA DEL ARTE EGIPCIO

 Sarcófago de Tutankhamón
año 1540 a. C. aprox. [Etapa artística del Imperio Nuevo (1580-1070)].

La imagen seleccionada resulta desde muchos puntos de vista la obra más emblemática del arte egipcio. Es una obra que encarna casi todas las características de este período artístico, tanto en su finalidad como en su forma.

He querido seleccionar de entre todas las obras posibles un sarcófago por el carácter simbólico del que está cargado, tanto en la función como en la forma. En primer lugar, la creación de los sarcófagos muestra la mentalidad egipcia que giraba entorno al ciclo natural de la vida, la muerte y a la eternidad. En el mundo egipcio la muerte era concebida como un paso dentro del ciclo natural que permitía al hombre continuar la vida que había llevado en la tierra, para toda la eternidad.  Por esta razón se buscaba representar en los sarcófagos a la persona que iba a ir dentro de la manera más clara posible. Para que el dato de quién era y qué función había desempeñado en vida, fuese totalmente reconocible a la hora de que el ka continuase la existencia en la vida eterna tras la muerte. Esta característica de mostrar a los seres vivos de la forma más reconocible posible se halla presente tanto en pintura como en escultura. Y esta finalidad en el arte egipcio es más importante que el realismo y que el naturalismo, hasta el punto de reproducir a los seres vivos en posiciones inverosímiles (mezclando lados frontales y perfiles), sólo para que se pudiese ver qué eran exactamente. Como podemos observar, la figura de Tutankamón es hierática e incluso forzada porque no es una posición natural para una persona viva ni para un persona muerta y sin embargo por su postura de reposo se puede observar que la finalidad es mostrar a un hombre muerto. Esta función de que la figura sea lo más clara posible, se ve en que sólo ha interesado esculpir las manos y la cabeza; las manos sostienen cetros que simbolizan el poder sobre el alto y el bajo Egipto, y la cabeza, además de indicar quién es la persona tallada, porta las coronas del bajo y alto Egipto indicando el poder que ostentaba y por tanto ensalzándola. Es un rostro inexpresivo porque la única intención es que sea inconfundible. Sólo se muestra en esta figura la parte frontal porque se busca el ángulo de visión donde mejor se muestre a la persona. 

Este ejemplo de obra egipcia es simbólica del período no sólo en cuanto a la función del arte en Egipto, sino también en cuanto a las características formales que se desprenden de la finalidad. Como en muchas obras pictóricas y escultóricas todo el espacio aparece lleno de elementos ornamentales, esto es llamado horror vacui (miedo al espacio vacío). También se utilizan jeroglíficos egipcios para la decoración y la expresión de lo que se quiere decir (en este caso, pero también en otras pinturas y esculturas). Encontramos otra característica en la forma de esta obra de arte (fruto también de la intención de que se conozca lo que  es la figura), presente en otras obras egipcias; se trata de una figura bidimensional que no entra de ningún modo en el campo de la tridimensionalidad. Además, la forma de la figura es completamente cúbica y simétrica, y sus proporciones son geométricas.

Por último añadir, que prestando atención a la fecha de creación de la obra seleccionada podemos comprobar que es una obra de finales del Imperio Egipcio y sin embargo, su función y su forma  se hallan presentes en todas las obras de todos los periodos. Esto nos muestra que realmente el arte egipcio no varía a lo largo de todo el período (exceptuando el período de Tell El-Amarna) porque la función de las obras, no cambia nunca.





domingo, 9 de noviembre de 2014

Presentación

Es así de sencillo. Los alumnos de Historia del Arte de 2º de Bachillerato del Colegio Internacional J. H. Newman nos ofrecen un recorrido por las obras a su juicio más significativas de la producción artística del hombre desde Egipto hasta hoy.

Esperamos que disfrutéis...